Pérez García, José María

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Datos básicos

Clasificación: Reseñas históricas

Clase: Educación

Tipo: Profesores

Comunidad autónoma: Principado de Asturias

Provincia: Asturias

Municipio: Vegadeo

Parroquia: Meredo

Entidad: Meredo

Comarca: Comarca de Oscos-Eo

Zona: Occidente de Asturias

Situación: Costa de Asturias

Código postal: 33779

Cómo llegar: Pérez García, José María

Dirección digital: 8CMJCXHX+GF

 

Pérez García, José María

Fotografía: La foto que mostramos es sólo a efectos ilustrativos.

Descripción:

Autor: Avelino Suárez álvarez (*)

Don José María Pérez García, formidable maestro que ejerció su profesión en una época difícil, siempre afrontada por él con esperanza, con seguridad y con optimismo, contribuyendo de manera decisiva a la educación y a la formación de los niños de la posguerra.

Don José María había nacido en Fabal (Ayuntamiento de Vegadeo, Asturias) en 1918. Casado en 1945 con la también maestra Dña. ángeles del Cueto, tuvieron cinco hijos: Manolo, Amparín, Jorge, Javier y Jesús.

Había estudiado inicialmente en Valdediós, después hizo la carrera de Magisterio en la Escuela Normal de Oviedo, finalizándola en León en 1944. Comenzó dando clases como interino en Penacova, continuando su labor docente en las escuelas de Penzol, Navelgas y Paramios. En el año 1949 fue trasladado a la escuela de Veyo, parroquia de Villardeveyo-Llanera, y ejerció en esta escuela hasta 1969, fecha de la concentración escolar, por lo que fue trasladado al Grupo Escolar de Posada de Llanera y, finalmente, se trasladó a Madrid en 1973, donde se jubiló en 1983. El período más largo de su periplo docente lo pasó en la escuela de Veyo, hoy centro cultural de la parroquia, y allí educó a muchos niños con su característico y genuino estilo. A él le gustaba decir que había sido el último maestro de Veyo.

La admiración que despertó Don José María, una excelente persona y un gran trabajador, se debió fundamentalmente al sentido de cooperación que siempre tuvo con su comunidad de la parroquia de Villardeveyo y con el concejo de Llanera, que se manifestaba en su alto sentido de la responsabilidad como vecino y como maestro de los niños de aquellas familias humildes que deseaban lo mejor para sus hijos. De tal manera que, con su inteligencia y capacidad de observación, tenía un profundo conocimiento de las posibilidades de sus alumnos y también era perfectamente conocedor de la situación socioeconómica de la gente y, de este modo, se preocupaba de hablar con los padres para que sus hijos abordaran los estudios de Bachillerato, cuya docencia impartía él después de terminar la jornada escolar diaria en la Escuela Nacional de Veyo, en régimen de libre, y hasta el cuarto año de Bachillerato. Esta actitud profesional, ética y con elevado sentido del deber hizo que muchos de sus alumnos continuaran su formación hasta completar el Bachiller y terminaran su posterior formación profesional y universitaria. En esta parroquia de Villardeveyo, los hijos de los mineros, de los campesinos y de los ferroviarios, que eran las principales actividades económicas del sustento familiar, tuvieron la oportunidad de formarse a pesar de las dificultades y la escasez de recursos. él convencía y hablaba con los padres, animaba a sus alumnos, resolvía todo tipo de dificultades como el papeleo y la matrícula de los alumnos en el Instituto Carreño Miranda de Avilés, y el transporte primero en su moto Vespa, con la que tenía que dar varios viajes, y después con su coche Renault 4-4, salvando de esta manera las dificultades de traslado y logrando que sus alumnos pudieran llegar a los exámenes de junio y de setiembre para, una vez terminada la jornada, volver con ellos a sus domicilios. él contribuyó de manera determinante a la elevación del nivel cultural y de formación de aquellas gentes y consiguió de esta forma enfocar a muchos de sus alumnos que luego fueron maestros industriales, ingenieros, economistas, médicos, abogados, profesores, ingenieros técnicos, enfermeros, misioneros, etc. Seguramente que sin su preocupación por aquellos niños y adolescentes y sin ese alto sentido de su responsabilidad social, el nivel de alumnos formados hubiera sido mucho menor. Más de 30 universitarios completaron su formación por la maravillosa intervención profesional de este gran maestro nacional.

Su tarea docente, sus inolvidables clases con tan escasos medios, educando a más de 40 niños por curso desde los 5 o 6 años hasta los 14 en la misma escuela, exigía un esfuerzo diario muy importante tanto de formación como organizativo. Su sentido del orden, de la disciplina, su capacidad de estímulo —con sus famosos campeonatos con equipos que competían en el conocimiento y en el saber, que fueron precedente de lo que luego sería el famoso programa de TV Cesta y Puntos— lograban la motivación para despertar en los alumnos el interés por saber y por conocer.

Publicó dos obras excelentes: Sobre el niño zurdo y Manual práctico para el aprendizaje de la ortografía.

A esta excelente persona, trabajador infatigable, responsable de su alto cometido como educador, de fuertes convicciones religiosas, inteligente, educado y culto, y sobre todo, un gran maestro, sus alumnos le organizaron en 1998 un maravilloso homenaje al que asistió con su esposa e hijos, cuyo acto quedó inmortalizado con un pupitre de chapa corten frente a la iglesia de Veyo, muy cerca de la que fue su escuela y de la casa rectoral donde vivía.

Delicado de salud en estos últimos años, nunca perdió el contacto con su querida parroquia de Villardeveyo y con sus vecinos, y menos de un año antes de su fallecimiento, con ocasión del acto que se celebró para la inauguración de la «calle Lucinio álvarez» de Villabona, regaló a sus vecinos unas deliciosas espinelas dedicadas al pueblo, su vida, sus costumbres y sus gentes. Dicen así:

Yo amo Villardeveyo

donde por suerte viví

ejerciendo muy feliz

en la escuelita de Veyo

[...]

Hay montes, prados, caleyas,

donde los pájaros cantan

y donde las vacas pastan

que es muy propio de la aldea

[..]

Con fuerza cantar quisiera

un canto de admiración

a aquella generación

de la difícil posguerra

[...]

¡para ellos va mi canto!

El 10 de marzo de 2008 falleció en Madrid este querido maestro de Veyo, que con su buen hacer tanto enseñó a sus alumnos y que supo transmitir aquella frase suya, proveniente al parecer de un viejo adagio árabe, que dice que «Dios alquila el mundo a los valientes», porque su esperanza inquebrantable, su sentido del deber y su visión positiva de las cosas la validaron cada día de su vida. él lo fue.

NOTA

(*) Este texto es una adaptación de otro más extenso publicado el 20 de marzo de 2008 por un ex alumno del maestro de Veyo, Avelino Suárez álvarez, en el diario La Nueva España de Oviedo (pág. 29) con el título En el adiós al maestro de Veyo.

Sobre el Concejo de Vegadeo

El concejo de Vegadeo, antiguamente conocido como Vega de Ribadeo, se encuentra situado en la parte occidental de la región, más concretamente en la margen derecha del río Eo que hace de límite con la comunidad autónoma gallega. Limita al norte y al este con el concejo de Castropol, al sur con Villanueva de Oscos, Taramundi y San Tirso de Abres, y en su parte occidental con el río Eo y con una pequeña parte de San Tirso de Abres. Su superficie total es de 82 km2.

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